La piratería
Desde que tengo memoria los medios de comunicación y el
gobierno vienen persiguiendo la piratería y las falsificaciones, defendiendo
los derechos de autor y la propiedad intelectual, más incluso que otros
derechos fundamentales como la libertad de expresión o incluso el derecho a la
vida. La mayoría creerá que exagero con este comentario, pero créame que aquí
en Chile y América latina, entre los 70 y 90’s la cosa era incluso peor de lo
que comento o recuerdo.
Ahora bien, ¿la piratería es tan mala como la pintan?, ¿a quién
perjudica y a quién beneficia?
En los tiempos de la Colonia cuando éramos parte del imperio
español, la piratería no solo era fuerte en América latina, sino que además era
fundamental, si fundamental, ya que sin ella era imposible que llegara la gran
cantidad de artículos que España tenía prohibido importar a las colonias y no
me refiero al alcohol y las drogas, sino principalmente a herramientas y
maquinaria ya que nos estaba prohibido el desarrollo y la creación de
industrias.
Ahora bien, hoy en día la piratería no se trata de subsistencia,
aunque le vendría bastante bien un poco de competencia informal a los
medicamentos y a los servicios básicos. Pero a lo que nos atañe, a nuestros
queridos y cuidados juguetes de colección, le resulta tan dañina la piratería?
En internet pillas foros donde destrozan las copias pirata,
con miles de adjetivos en todos los tonos, obviamente en la mayoría de los
casos la copia deja mucho que desear, pero en otros resulta ser un trabajo
incluso mejor que el original y lo mejor, casi siempre a bajo costo y con stock
disponible.
Analicemos, la piratería no se da si no existen las siguientes
variables: alta demanda y baja o nula oferta, precio elevado vs recursos
limitados.
El caso más claro para nosotros es el de las Sh Figuarts de
Bandai o las Myth Cloth Ex, por ejemplo la figura de Goku ssj3 está tasada en
el extranjero por más de 230.00 pesos chilenos, considerando que el normal de
dicha línea cuesta aprox 40 mil pesos, por esto resulta irrisorio siquiera
pensar en adquirirla, o sea aquí tenemos un caso de precio elevado vs recursos
limitados. Pero por otro lado, además dicha figura jamás llego a nuestro
mercado y bandai dejo de producirla hace mucho tiempo, por lo que también debemos
sumar la nula oferta frente a una alta demanda.
Por consiguiente de acuerdo a la escala de necesidades, sean estas fisiológicas o culturales, si no
existe un bien o servicio para satisfacerlas o no se puede adquirir, se suele
palear con un sucedáneo, un similar, o sea una copia pirata.
Y aquí es donde aparecen nuestros vilipendiados Bootleg, que
aunque nunca llegan a ser exactas copias de los originales, en lo personal y
considerando la relación precio calidad, resultan ser muchas veces mejores que
a quien pretenden imitar.
Dejemos algo en claro, la piratería no se inventa a sí
misma, en nuestro ejemplo anterior es Bandai quien crea la piratería, son ellos
los que abren el mercado a las copias pirata, con su mala distribución, la discriminación
de ciertos mercados como América latina, su producción en stock limitado o en
muchos casos sus altos precios. Bandai tiene una lógica de mercado basado en el
coleccionista y en la exclusividad de sus productos, por lo mismo no le afecta
la piratería, ya que la marca es la que encierra en mayor parte el valor y la plusvalía
de sus productos. En general la copia viene después de que el original se agota
o los precios se disparan, en nuestro caso, las copias nunca pretenden competir
con el original ni menos suplantarlo, sino que satisfacer a un público con
menos recursos o que simplemente no alcanzaron a adquirir las figuras cuando aparecieron a la venta.
Por eso marcas como Datong, Toyzone o la nueva Metal club,
son tan bien aceptadas por el público, porque no pretenden estafar a la gente,
sino ofrecerles la respuesta que el fabricante oficial se niega a dar.